Este relicario destaca por su imponente presencia, asentado sobre una base de inspiración barroca ricamente ornamentada. Los motivos tallados en el metal aportan volumen y movimiento, creando un contraste armónico con las superficies lisas que reflejan la luz con sutileza. Su verticalidad culmina en una composición de gran riqueza ornamental, en la que sobresalen elementos de carácter simbólico trabajados con un detallismo que pone de manifiesto la pericia del orfebre.
El conjunto incorpora figuras delicadamente labradas, que aportan dinamismo y solemnidad al diseño general. Estas formas, integradas con naturalidad en la estructura, dotan a la obra de una expresividad única. El remate superior, concebido como un estallido de ornamentos radiales, concentra la atención visual y refuerza la grandeza del conjunto. En el centro, el espacio destinado a custodiar lo más preciado queda enmarcado con un adorno que acentúa su relevancia, convirtiéndose en el auténtico corazón de la pieza.